Viajes de Buceo

Burbujas por Maldivas

Experiencia de buceo en Maldivas

En medio de la conocida pandemia del covid19, nos aparece la oportunidad de viajar a Maldivas en un vida a bordo de buceo. Le dimos infinitas vueltas, por los riesgos, dinero, pensar si era el mejor momento… Al final nos liamos la manta a la cabeza, y nos dimos cuenta de que siempre el mejor momento es ahora.

¡Click! Compramos billetes (con su seguro covid) y cruzamos los dedos para poder llegar. Intentamos no ilusionarnos hasta el último día, pero fue imposible. Aunque realmente nos lo creímos del todo cuando ya veíamos las islas desde la ventanilla del avión y nos imaginábamos la infinita vida marina que podría haber ahí abajo…

Empieza nuestra aventura de buceo en Maldivas…

Llegamos a Maldivas, y nos reunimos con el grupo y el organizador del viaje, que hizo súper fácil todo este encuentro. En menos de lo esperado ya estábamos intercambiando bromas y montados en el Dhoni (que sale del embarcadero que se encuentra en el mismo aeropuerto). En Maldivas, Dhoni se refiere a los barcos auxiliares para trayectos de transporte y buceo.

Durante el trayecto al barco, montamos equipos, porque… ¡SORPRESA! Esa misma tarde ya nos estrenábamos en las aguas turquesas y cálidas de este santuario marino.

En menos de 15 minutos, llegamos al que fue nuestro hogar durante los próximos maravillosos 8 días. Un elegante yate de cuatro cubiertas con todas las comodidades que puedas imaginar y una tripulación muy atenta. Rellenamos papeles mientras saboreamos un cóctel de frutas, llega la hora de la comida, descansamos, y al agua.

Empezamos nuestra primera inmersión, a la que llamamos «check dive«, y nuestra sorpresa fue ver la cantidad de vida marina que había en la inmersión de Fish Tank, un punto tan cercano al puerto…

«si esto es la primera inmersión, ya nos damos por satisfechos», «si esto es el buceo de chequeo, ¿mañana qué vamos a ver?»…

Estas palabras se escuchaban por todos lados en el Dhoni. ¡¡Estábamos alucinando!! Rayas que se nos acercaban llenas de curiosidad, tiburón guitarra, grupos de 3 a 5 morenas gigantes por todos lados… No sabíamos ni a dónde mirar… y esto sólo acababa de empezar.

No esperábamos que los siguientes días todavía nos podrían sorprender más y más a cada inmersión. De hecho, hasta el último día tuvimos sorpresas (las veréis más adelante) Y es que Maldivas es el lugar perfecto para cumplir tus sueños

Si tuviéramos que definir un perfil de inmersión, no podríamos quedarnos sólo con uno. Y es que «¡en la variedad está el buen gusto!»

Hay inmersiones en corrientes, momentos de volar en el azul, otras donde buceamos siguiendo una pared, inmersiones rodeados de arrecifes de coral y bancos inmensos de pargos de colores intensos, fusileros y peces de arrecife típicos del Indo-pacífico…

Qué momento…el mar es maravilloso cuando te sientes uno/a con la naturaleza mientras estás rodeado y rodeada de la inmensidad.

En otras inmersiones no podías olvidarte el gancho de corriente si no querías que se olvidaran de ti… La emoción nos mantenía en vilo a la espera de cruzarnos con los famosos tiburones grises de arrecife y los tiburones punta blanca, que hicieron sus presentaciones oficiales nada más que en la segunda inmersión, esperando ansiosos su momento de salir a escena. Nos acostumbramos fácilmente a ver rayas águila que venían a alegrarnos el día con frecuencia, mostrando su elegancia y majestuosidad.

Tiburón punta blanca maldivas

Esas imágenes grabadas en nuestra retina nos acompañaron el resto de los días momentos antes de cerrar los ojos para ir a dormir.

Despertarte por la mañana y que lo primero que tengas que hacer sea dar un paso de gigante al agua es indescriptible, pero que ese salto te transporte a un mundo de fantasía plena es inmejorable.

Llegó el día de las mantas, y parece que cada vez íbamos quitando protagonismo a todos esos tiburones que aparecían diariamente, pero no. Realmente, no nos podíamos creer todo lo que estaba pasando. Hemos viajado y vivido en otras partes del mundo, pero ver tanta vida marina junta en su estado más salvaje, y en tan pocos días, es un choque muy intenso para que esta experiencia merezca con creces el tiempo y el dinero invertidos.

Ver tantas mantas de arrecife juntas desparasitándose, nadando, volando… fue toda una danza. El tiempo se detuvo. Estábamos todos y todas sin saber a dónde enfocar de lo increíble que era mirar a todos lados. Ahí sí, tuvimos que dejar un poco de lado a los tiburones que pasaban o estaban posados en el suelo… ¡Nuestra emoción no daba para tantos estímulos!

Todo y esto, nunca es suficiente. Al anochecer, paramos en un punto donde las mantas pueden subir a la superficie a comer porque las luces de los barcos atraen plancton, crill y, con ellos, pequeños peces. Como no podía ser menos, estábamos donde teníamos que estar en ese preciso momento, y la manta apareció acompañada de varios tiburones nodriza. Esperamos un rato para poder hacer snorkel, ya que la manta estaba comiendo y teníamos que darle tiempo. Ese momento fue mágico, la manta daba volteretas y hacía movimientos increíbles rodeada de nodrizas. Los locales nos explicaron que las mantas dan esas volteretas para abrir más su estómago y, así, poder alimentarse.

Así pasaban las noches, una tras otra, de aventura en aventura. Y de nuevo… ¡SORPRESA! ¡Tiburón ballena a la vista!

Qué maravilla… lo teníamos nadando en la plataforma del barco desde la cual pudimos verlo perfectamente gracias al agua cristalina de esa zona.

El tiburón ballena iba y volvía, mientras aparecían los tiburones nodriza también por la plataforma del barco. Entre chistes, risas y momentos de contemplar el mar, aparecieron aletas de delfines brillando con el reflejo de la luz, pero manteniendo más distancia. Entonces, eso ya nos mantuvo en vilo, y decidimos esperar a ver qué más aparecía. Las noches pueden ser para descansar, pero cuando tienes los días contados en el paraíso marino, aprovechas cualquier instante para dejarte cautivar por lo que pueda pasar…

Finalmente, decidimos irnos a dormir, pero la tripulación nos vio tan emocionados que nos propuso si queríamos que nos despertaran a media noche por si volvía el tiburón ballena. Dijimos: ¡Pues bañador puesto y a dormir! Sonó la puerta a medianoche (de quién pidió ser avisado) y salimos corriendo a contemplar esa obra de arte de la naturaleza.

Ahora sí, ya tocaba descansar. Aunque se hacía muy difícil poder dormir con la adrenalina y la emoción tan arriba…

A la mañana siguiente, se nos presentó la opción de «arriesgar» una inmersión en la que podíamos «ver poco», pero tener probabilidad de ver al tiburón ballena ya que es uno de los puntos en el que se puede ver buceando, de manera natural y sostenible. Y como no, decidimos arriesgar. Cuando ya creíamos que no iba a ser el día del tiburón ballena, apareció. Escuchamos un sonido reiterativo de uno de los guías, nos miramos y nadamos hacia una sombra que, como si fuera magia, se acercaba a nosotros y a la superficie. Se presentó casi en el momento de finalizar la inmersión, para despedirnos y ¡dejarnos con la boca bien abierta! Nos mantuvimos a los lados y por detrás de él, dejándole distancia para respetar su espacio y estresarle lo menos posible.

De nuevo, el tiempo se detuvo. Parecían pocos días de viaje, pero la intensidad con la que vivimos cada instante hizo de esos días magia.

Este viaje nos regaló momentos de todo, incluso pudimos pisar tierra en una lengua de arena y sentir esa energía de la tierra maldiva, reflejada en arena coralina, blanca y agradable… Sintiendo esa sensación de acariciar la vida entre tus dedos, y ver cómo, incluso en tiempos de pandemia, puedes regalarte este tipo de viajes, que te devuelven a la vida en un segundo…

Lengua de Arena en Maldivas

No podías ver más que rostros de compañeros y compañeras llenos de alegría por todo lo vivido y tocaba hacer la última inmersión. Nos preparamos en el Dhoni pero, antes de zarpar, aparecen decenas de aletas de delfines a nuestro alrededor y ¡CHOF! Saltamos al agua y, sí, se hace otro sueño realidad… Recuperar la superficie, vaciar el tubo de snorkel después del salto, aclarar las últimas gotas que aún resbalan por la máscara de buceo, mientras se escucha ese sonido tan especial de los delfines; hay muchos, hay demasiados. ¿Dónde están? Empiezas a nadar, ¿hacia dónde? Qué más da… Ahora sí, aquí están. Casi cien delfines rodeándonos a menos de dos metros, sin poder hacer nada más que contemplarlos, casi olvidándote de respirar. Qué emoción, verlos siempre emociona, y ver a buceadores y buceadoras a tu lado que jamás los han visto todavía emociona más. Fue una sensación inmejorable, una gran despedida.

A la Ruta de los 4 Atolones le llaman la Ruta Básica, aunque para nosotros, la palabra «básica» se ha convertido en imperdible, indispensable e innegociable. Tienes que hacerla en algún momento de tu vida. Tienes que darte el regalo de vivir cosas “básicas”. Porque nunca es el momento, hasta que, como siempre decimos, el mejor momento es ahora.

Si tuviéramos que definirnos de alguna manera, diríamos que somos amantes de la naturaleza, del mar, de los animales y, por supuesto, de las burbujas.

Si queréis conocernos más y preguntar cualquier duda, podéis encontrarnos en @naluumoana y @oceandei.

2 comentarios en “Burbujas por Maldivas

  1. Rod dice:

    Me habéis emocionado de nuevo al revivir lo que empezó como un viaje loco y se convirtió en la mejor experiencia vital de mi vida.
    Vivir la naturaleza salvaje, compartir desde innumerables peces payaso y sus anémonas hasta el gran tiburón ballena, pasando por nadar con decenas de tiburones, mantas gigantes y cientos de delfines te devuelve a la vida.
    Os felicito por tan hermoso resumen de la mejor aventura de mi vida.

    1. Marta y Dei dice:

      Gracias Rodrigo por valorarlo así y por tus palabras. Nos alegra que hayas podido revivir esas sensaciones al leerlo. Esperamos que sigas teniendo viajes locos para seguir viviendo experiencias como ésta! Un fuerte abrazo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.